#78 – Las ventajas de la inacción

A veces, el miedo a no saber por dónde empezar nos frena por completo. No tomamos acción ni avanzamos hacia nuestras metas. Nos decimos que no sabemos lo suficiente o que no es el momento adecuado. Y eso nos mantiene estancados. Sin embargo, la clave está en empezar con lo que tenemos, aunque sea imperfecto. ¿Cómo podemos superar este miedo y avanzar? ¿Qué estrategias nos permiten avanzar sin tener la certeza de un plan perfecto? Estas son algunas de las preguntas que exploramos en el episodio número 78 de «Poder aprender».

Empezar con un método imperfecto es mejor que no empezar. Muchas veces, nos paralizamos al buscar el método perfecto, lo que nos lleva a la inacción. En este episodio, analizamos cómo superar esta trampa y descubrir el valor de empezar con cualquier método disponible. No se trata de esperar la solución perfecta, sino de arrancar y ponernos en marcha. Estar abiertos a cambiar el enfoque a medida que avanzamos.

También hablamos sobre el análisis constante que puede llevar a la parálisis. Reflexionamos sobre cómo la sobrecarga de información puede ser un obstáculo, y cómo la clave para progresar es simplificar y tomar decisiones más rápidas. Dejar de investigar y empezar a practicar nos ayuda a salir de esta parálisis y empezar a ver resultados.

Hablamos sobre las tres formas principales de inacción: el no sé cómo, el no sé qué y el no sé cuándo. Al identificar estas barreras, podemos empezar a trabajar en soluciones prácticas para lograr avanzar en nuestros procesos de aprendizaje, sin importar el tipo de habilidad que estemos intentando desarrollar.

Dar un primer paso, aunque sea pequeño o imperfecto, es mucho más efectivo que no tomar acción en absoluto. Aceptar que no saberlo todo desde el principio no es una excusa para no empezar nos permite cultivar la constancia y crear un compromiso con nuestro proceso de aprendizaje.

Estos son los temas del episodio #78:

  • Decirnos que no sabemos para no empezar
  • El “no sé cómo”
  • El “no sé qué”
  • El “no sé cuándo”

¡Sigan aprendiendo y acuérdense de practicar bien!

—————————————————————

Sitio web: https://poderaprender.com

Instagram: https://instagram.com/poder.aprender

YouTube: https://youtube.com/@poder-aprender

—————————————————————

Quién soy: https://poderaprender.com/sobre-mi

Transcript
Walter F.:

Poder aprender", el pódcast que te ayuda a aprender idiomas, hobbies y skills de manera más efectiva. Acá hablamos sobre hábitos de aprendizaje, práctica deliberada y estrategias para aprender mejor. Mi nombre es Walter Freiberg y te invito a desarrollar tu poder de aprender para alcanzar tus metas personales y profesionales. Hay veces en que el miedo a no saber por dónde empezar nos impide tomar acción. Nos decimos que no sabemos lo suficiente, que todavía no es el momento adecuado o que aun no encontramos el método perfecto. Estas pueden ser ventajas de no saber y mantenernos en la inacción. Sin embargo, la clave está en empezar con lo que tenemos aunque sea imperfecto. ¿Cómo podemos superar el no sé como y el no sé qué? ¿Cómo dejamos de esperar el momento perfecto para empezar? ¿Qué estrategias nos permiten avanzar sin tener la certeza de un plan perfecto? Estas son algunas de las preguntas que exploramos en el episodio número 78 de "Poder aprender". Decirnos que no sabemos puede ser una muy buena estrategia para no empezar algo. A veces esto surge del miedo al fracaso. Nos decimos que no sabemos para no tener que enfrentarnos a esta situación en la que podría haber un posible fracaso. Tenemos una intención de aprender algo en particular. Me gustaría aprender italiano, pero no sé si voy a realmente poder aprender italiano, empiezo a posponer esto. No entro en acción. Me digo que no sé si puedo aprender italiano, y eso me permite no empezar y me protege frente a la posibilidad de que tal vez no sea capaz de hablar como a mí me gustaría o la incertidumbre de cuánto tiempo puede llevar. ¿Voy a poder entender a los hablantes nativos? ¿Voy a poder realmente expresarme como me gustaría? En esta situación se da lo del parálisis por análisis. Empezamos a considerar muchísimas opciones. Nos quedamos atrapados en la fase de la investigación. Vemos que hay tanto para elegir que decimos que simplemente hay demasiadas cosas, no tomamos acción. El análisis y la evaluación constante e interminable de opciones y alternativas también nos mantiene paralizados y nos mantiene en inacción respecto a lo que sería realmente desarrollar esa habilidad o eso que queremos aprender. Hoy en día es más fácil que nunca sentirse superado y sobrecargado de información y de alternativas. Digamos que esto no ayuda mucho en cuando a lo de tener que elegir. Empezamos a investigar cuáles son los caminos disponibles para aprender un lenguaje de programación o para empezar a practicar un instrumento musical y nos decimos que hay tantas cosas que no sé ni poder empezar. Más vale no hacer nada. El método que estoy usando o el método que le dijo no es el mejor. Eso es algo que puede llegar ahí a aparecer en el horizonte. Cuando nos decimos que no sabemos cómo hacer algo en particular y nos quedamos en esta situación de falta de acción, muchas veces lo que está sucediendo es que no sabemos cuál es el primer paso. Lo que nos está faltando es un primer paso claro. Y no tenemos una guía como para poder dar ese paso. Claro que este paso va a estar en un contexto más grande. Y para dar un primer paso tiene que ser de algo en particular. Pero, a la vez, cuando estamos recién empezando en algo, no es que va a hacer una diferencia grandísima si no tenemos el método ideal. No es que no vamos a poder cambiar en el futuro. Por eso, muchas veces mejor ponernos en marcha y ponernos en acción con algo, con lo que sea y pensar que tengo tiempo más adelante para cambiar. Si eso con lo que empecé no me da resultados o no me sirve puedo pivotar hacia otra cosa, no es el fin del mundo. Porque si vamos a esperar a encontrar el mejor primer paso puede ser complicado ponerlo en marcha. Necesitamos algo para arrancar aunque no sea lo mejor de todo lo mejor del mundo, lo que nos gustaría. Siempre podemos ir refinando luego y mejorándolo. En lo que si el episodio voy a hablar sobre tres aspectos puntuales de la inacción: el no sé cómo, no sé qué y no sé cuándo. Empecemos con el no sé cómo. El no sé cómo está conectado al método correcto. Sabemos que hay un montón de opciones disponibles. Hay un montón de alternativas y tenemos incertidumbre. ¿Cuál será el mejor método para aprender eso que quiero aprender? Empezamos a dudar. Nos decimos que este sistema está bueno, pero este otro también. Empezamos con este otro y en ese debatirnos y esperar la solución perfecta que cubra con todos los requerimientos que tenemos, nos quedamos ahí sin hacer nada. No necesitamos tener el método perfecto antes de ponernos en acción y antes de ponernos en marcha. No necesitamos que sea absolutamente excelente en todo todo todo para poder empezar. Sí me parece que está bueno tener en cuenta algunas cosas que sean importantes para nosotros en ese momento. Esas cosas también pueden ir variando y pueden ir mutando. Vamos a tener en cuenta algunos aspectos, pero no necesariamente todos porque quizás en algún punto esto puede ser también poco realista. Y vamos a pensar en qué cosas son suficientes para ponerlo en marcha. Con respecto al método ideal y al método perfecto también está bueno tener en cuenta que un método imperfecto, un método que tenga algunas desventajas o algunos defectos, va a ser mejor si lo practicamos con constancia, que un método ideal, un método perfecto que no practicamos. Esto de buscar el cómo perfecto y el método perfecto también puede ser una forma de hacer la vista gorda o de ignorar esto de la práctica. Entre que nos decimos que todavía no encontramos el método perfecto vamos dilatando este momento de ponernos en acción y empezar a practicar. Porque si todavía no encontré el método perfecto, entonces todavía tengo tiempo y no necesito ponerme a practicar ahora. Ahora, si encontré un método cualquiera tengo que ponerme a practicar. Porque si no, no puedo poner ese método en práctica. Como con los métodos de aprendizaje idiomas, que es Duolingo o es aprender con Netflix, es tomar clases, llamar a un coach de idiomas, mudarme al país, ponerme de novio con una persona que sea nativa, casarme con una persona nativa del idioma, hacer intercambios de idioma cinco horas por día. ¿Cuál es el mejor método? Cualquiera de eso puede funcionar. Duolingo también, Babbel, no sé... las aplicaciones que les gusten, ChatGPT. Hay muchos métodos que funcionan si los usamos. Los que no funcionan son los que no usamos. Por eso, tomar acción sobre cualquier método va a ser mejor que no tomar acción sobre ningún método. Yo, cuando empecé aprender italiano empecé con Duolingo. Estuve un mes y después lo cambié por otra cosa. Empecé con algo y así también podemos hacer lo mismo con diferentes habilidades que nos interesan o que queremos empezar a cultivar. El hecho de empezar a hacer algo de cierta forma o de practicar con cierto método de cierta manera, no significa que tengamos que seguir de ese modo por el resto de la vida. A veces encontramos cosas que realmente nos gustan y las seguimos haciendo por el resto de la vida. Hay cosas que las hacemos durante algunos meses o algunos años o algunas décadas y después cambiamos por otra cosa. Entonces, el hecho de no encontrar o de decirnos que no encontramos el perfecto o el ideal no debería detenernos para encontrar alguno que nos resulte, que nos parezca viable y empezar a practicar. El segundo no sé, es el no sé qué. Ese es otro de los no sé que nos llevan a la inacción. Cuando estamos hablando de aprendizaje de habilidades o aprendizaje de idiomas, sería el decir que no sabemos qué queremos aprender. No sé que idioma aprender. "Walter, a mí me gustaría aprender un idioma, pero no sé que idioma aprender". Hay tantos idiomas. "Me gustaría aprender un instrumento, pero no sé qué instrumento aprender" o "me gustaría aprender otra habilidad o practicar un deporte, no sé cuál". Y nos quedamos en eso. Nos quedamos chapuceando en esa incertidumbre. A veces nos decimos que no sabemos o no tenemos idea, pero en realidad una parte nuestra sí sabe o tiene ya afinidades o tiene inclinaciones. Por ejemplo, escuchamos cierto tipo de música, preferimos cierto tipo de cosas. Nos interesa algo particular. Yo, en un momento previo a empezar a aprender piano, escuchaba música clásica y en cierto momento me di cuenta de que me gustaba especialmente la música para piano. Entonces, en mi caso, el contacto empezó por la música clásica y después con la música para piano. toda esa música que escuchaba notaba que el piano en particular a mi me gustaba más. Para otras personas podrá ser el violín o la flauta traversa o la percusión. Para mi fue el piano. Entonces, yo tuve en cuenta eso en ese momento. Y con eso empecé a escuchar mas música para piano y eventualmente llegué al punto en que quería yo tocar la música que a mi me gustaba y me llevó eso a empezar a aprender el instrumento. Antes de empezar a tocar el piano y a practicar yo tenía una idea lo que era eso, me imaginaba, era un poco una fantasía, pero hasta que no lo experimento y hasta que no lo pongo en práctica yo no sé. Porque de repente tal vez digo, "es esto o es eso otro", pero después me di cuenta de que no, por muchas razones. Por eso, necesito también darle una oportunidad, probarlo. Tenemos acceso a, por ejemplo, un instrumento musical o una clase de algo que nos permite testearlo, que nos permite hacer una prueba y ver si realmente nos gusta o si tal vez teníamos una idea pero después vemos que no, en realidad no era como me lo imaginaba, no me resulta cómodo o no me gusta, no me parece tan divertido o lo que sea. En este proceso de encontrar algo puntual y encontrar un qué también nos podemos enredar con el propósito o la motivación. ¿Para qué es que estamos haciendo esto? Puede ser que nos preguntemos y nos repreguntemos: ¿es realmente el piano lo que yo quiero estudiar o es realmente francés o es realmente japonés el idioma que a mí me interesa? Nos preguntamos cuáles son las razones detrás. Tal vez ya saben por episodios anteriores que a mí me gusta mucho esto de las razones, encontrar razones para hacer las cosas que hacemos. Y así como en la vida en términos más amplios uno puede preguntarse por el sentido de la vida. Y podemos inventarle un sentido si decimos que no tiene uno, con los aprendizajes yo creo que también podemos hacer lo mismo. Podemos inventarle una razón de ser y podemos inventarle un propósito que funcione para nosotros porque tal vez no tiene ningún propósito de por sí. Tal vez no hay ninguna razón para elegir francés versus portugués o versus japonés, pero nosotros podemos inventarle, podemos crear esa historia y podemos darle un significado que funcione para nosotros. Y ahí, de repente, empieza a surgir una conexión con eso. Empezamos a conectarnos y tal vez de o poco empezamos a saber qué es lo que queremos o vamos construyendo esa historia y tiene como hilo conductor o tiene como algún tipo de sentido. Creamos esa historia donde antes no la había. Y si esa historia después en la práctica no, nos funciona, también podemos reescribirla y probar una diferente. Cuando estamos hablando de o de actividades que no tienen que hablar con algo profesional, es muy fácil decir que todavía no es el momento justo. Se tienen que alinear todos los planetas y tienen que darse todas las condiciones exactas como para sentir que realmente llegó el momento adecuado para iniciar porque no sea cosa que empezamos y después no tengamos tiempo para practicar o no tengamos tiempo para aprender o para leer o para tomar una clase. Entonces, necesitamos tomar un montón de precauciones y recaudos como para asegurar que va a estar el tiempo disponible. Me parece legítimo y me parece super válido. Y, al mismo tiempo, está esto de crear y encontrar tiempo. Algo de lo que he hablado en episodios anteriores. Para encontrar un cuándo, un momento en particular a una actividad nueva necesitamos en realidad crearlo más que encontrarlo. Y vamos a tener que quitarle un tiempito a otra cosa. Uno de los niveles del no sé cuándo se da en la rutina diaria a nivel de la semana. Me gustaría poder hacer esta actividad, pero no encuentro un momento en particular. No encuentro cuándo la podría hacer en mi semana. No sé como puedo organizar el día, cómo poder organizar la semana para hacer lugar a esto. Ese es uno de los casos o una de las formas en las que puede aparecer el cuándo. La otra es cuando pensamos en el largo plazo y nos decimos que este mes no puedo arrancar o este año no puedo arrancar y lo voy a dejar para más adelante. A lo largo de los años desde que empecé a practicar meditación he encontrado a varias personas que me decían: "ah, qué lindo esto de la meditación; es algo que voy a hacer más adelante". Y eran personas, tal vez de 30, 40, 50 años y me decían que era algo que planeaban hacer como después de jubilarse, después de los 60 o los 70 años. A veces tenemos esta idea de "en el futuro voy a tener tiempo" o "en el futuro van a estar las condiciones dadas para esto". Con la meditación, por ejemplo, tal vez el hecho de pensar que prefiero en este momento aprovechar cosas más de los placeres de la vida y cuando esté en la tercera edad, cuando tenga más de 70 años, voy a dedicarme ahí a la meditación cuando yo no voy a poder disfrutar de otras cosas que puedo disfrutar ahora. Y la verdad es que para muchas personas tiene sentido empezar a practicar meditación ahora o aprender un idioma ahora, en vez de empezar a hacerlo en un futuro que no sabemos cuándo va a llegar. Tampoco sabemos si vamos a estar. Nosotros siempre partimos de esta idea de que vamos a vivir hasta los 80 años hasta los 100 y que tenemos tiempo infinito. Que no lo quiera hacer ahora, eso no quita que lo puedo hacer dentro de 30 años, dentro 50, pero no sabemos. La verdad es que no sabemos hasta cuándo estamos acá. Por eso si hay algo que tiene sentido para nosotros y que realmente nos interesa y que nos gustaría cultivar, a lo mejor vale la pena considerar: "¿no será mejor empezar antes?". Hay un argumento a favor de esto: si es algo que realmente nos interesa y nos gusta, podemos empezar a aprovecharlo antes. Podemos empezar a aprovechar esas ventajas y lo bueno, antes. Si la meditación es algo bueno para mí y empiezo a hacerlo ahora versus empezar a hacerlo dentro de 40 años, puedo empezar a recoger esa siembra y esos beneficios antes. Lo mismo con los idiomas, lo mismo con otras actividades que podemos seguir aprovechando durante muchos años. Cuanto antes lo empecemos, mejor. La falta de claridad sobre el primer paso a dar puede frenarnos antes de empezar. Sin embargo, la acción imperfecta siempre va a ser más efectiva que la inacción. Aceptar que no saber todo no es una excusa y que podemos aprender sobre la marcha nos permitirá avanzar. Al final, lo más importante es mantenernos constantes y comprometidos con nuestro proceso de aprendizaje. Podés escuchar "Poder aprender" en las principales plataformas de pódcast y en YouTube. También te invito a suscribirte al newsletter semanal en poderaprender.com para enterarte de los nuevos episodios del pódcast y otras novedades para aprender mejor. En redes sociales podés buscar este pódcast como "poder aprender". Encontrá todos los links en la descripción. Y, si te gusta mucho, si te sirve el contenido del pódcast, te invito a dejar una reseña y una calificación de cinco estrellas en Spotify o Apple Podcasts para que estos episodios lleguen a más personas y que más gente pueda aprender mejor. Eso es todo por ahora. Nos vemos en un próximo episodio. Sigan aprendiendo y acuérdense de practicar bien.