Cómo practicar piano: 3 consejos

Aprender a tocar el piano no es otra cosa que aprender a practicar piano. Alguien que quiera aprender este instrumento (o cualquier otro instrumento), necesita saber cómo practicar. Una vez que tenemos la técnica, el conocimiento, es necesario aplicarlo.

Los tres consejos que les dejo a continuación tienen como objetivo ayudarlos a practicar mejor. Son modos de práctica, por lo que pueden aplicarlos a otros instrumentos (incluso, para aprender cosas fuera del ámbito de la música).

1) Simplificá

Cuando estamos practicando algo es buena idea simplificarlo. En el aprendizaje de un instrumento musical, una de las formas más sencillas de hacer esto consiste en descomponer la habilidad en las partes que la forman. Por ejemplo, en vez de empezar a aprender una pieza de piano con las dos manos al mismo tiempo, empezamos por la mano derecha.

Manos separadas

Aprender una sola mano a la vez resulta mucho más sencillo que aprender dos al mismo tiempo. Hay menos notas para tocar, menos información, menos coordinación. Por eso, aprender cada mano por separado es el primer paso para simplificar nuestra práctica en el piano. Podemos empezar con la mano derecha o con la izquierda (eso no hace mucha diferencia). Como la cantidad de información a procesar es menor esta es una buena oportunidad para practicar lectura a primera vista (leer una partitura y tocarla en el piano de forma fluida, en una primera lectura). Esto nos permite concentrarnos en el ritmo, el dibujo de la frase y la digitación de la mitad del contenido de una sección (una sola mano). Una vez aprendemos una sección con una sola mano, luego haremos lo mismo con la otra. Por último, haremos una tercera pasada para unir las dos manos.

Solo ritmo

El segundo tip para simplificar tu práctica de piano es aprender solo el ritmo de una pieza. Esto resulta especialmente útil en piezas que tienen rítmica compleja, aunque se lo puede aplicar en cualquier obra. Consiste en extraer la melodía/armonía del fragmento musical a estudiar, dejando solamente el ritmo. Esto nos permite concentrarnos en un solo aspecto de la pieza. Es una forma de “pre-digerir” eso que vamos a aprender.

Al dejar solo el ritmo de una pieza podemos olvidarnos -al menos de forma temporal- de notas dobles o triples y de las digitaciones. La práctica la podemos hacer sobre una mesa, usando una lapicera para marcar el ritmo de una de las dos partes (por ejemplo, clave de sol) y la palma de la mano para marcar la otra. También podemos practicar en el piano, usando una sola tecla por cada mano. Lo que haremos es tocar solamente el ritmo de las dos manos. Si resultara muy difícil hacerlo con las dos al mismo tiempo podemos empezar practicándolas por separado y luego juntarlas.

Armonía

Hacer un análisis armónico de una pieza que estamos aprendiendo nos ayuda a ubicarnos y a poner en contexto el contenido de la obra. Esta también es una muy buena preparación para el abordaje preliminar de una partitura, dado que facilita mucho la primera lectura. El análisis puede ser tan simple o complejo como queramos (¡y podamos hacer!).

Para empezar, algo simple como marcar las funciones armónicas de cada compás (primer grado, segundo grado, quinto grado, etc.) es más que suficiente. Otra opción es escribir el acorde predominante en el compás en forma de cifrado americano. Usualmente, el acorde se escribe arriba del compás en cuestión, mientras que la función armónica se la escribe debajo. No es necesario que anotemos las dos cosas. A fines de un análisis sencillo, con escribir una de estas dos cosas está más que bien.

Practicá afuera del piano

Aprender piezas afuera del piano puede sonar a mito o magia, pero es real. No es necesario ser un concertista para aprovechar esta forma de estudio. Se trata simplemente de aprovechar los momentos en que contamos con tiempo para practicar piano, pero no tenemos el instrumento a nuestro alcance. Son muy buenos momentos para practicar solo ritmo, lectura de partituras, practicar digitaciones o analizar distintos aspectos de una obra.

Otra ventaja de practicar afuera del piano es que nos da más variedad. Si al momento de practicar tenemos la opción de hacerlo en el instrumento o fuera de él, será menos probable que nos aburramos. En caso de estar cansados físicamente para tocar, sabemos que podemos seguir progresando estudiando afuera del piano.

Estudiá por frases y compases

Aprender una pieza o canción completa puede parecer demasiado. Dependiendo de la extensión total que tenga, a veces esto puede llevar a desanimarnos. Por eso, lo más recomendable es estudiar por frases. Lo que hacemos antes de empezar a practicar una pieza es dividirla en secciones y frases.

Típicamente, la mayoría de las frases musicales tienen una extensión de cuatro compases. Si estamos estudiando una pieza con una partitura, esto nos permite ubicar visualmente dónde comienza y termina una frase.

En cada sesión de estudio nos vamos a enfocar en estas frases o en los compases que las componen. Esto facilita el aprendizaje de la pieza y nos da la oportunidad de ir progresando de forma gradual. Al mismo tiempo, al ver que vamos aprendiendo frases sueltas nos sentiremos más animados a seguir avanzando con el resto. No es lo mismo estar estudiando una obra “completa” y al final de cada sesión sentir que no terminamos nada, que estudiar solo una frase y al final del día completarla.

2) Distribuí la práctica

A la hora de aprender una habilidad como tocar el piano, la distribución de la práctica es clave.

A lo largo de la semana

No es lo mismo practicar una vez por semana durante 2 horas, que practicar 15 minutos por día, todos los días. Si sumamos el tiempo nos da una cantidad similar (2 horas vs 1 hora 45 minutos, con los 15 minutos diarios). El resultado de la práctica, sin embargo, va a ser totalmente distinto. Siempre resulta más efectivo distribuir la práctica a lo largo de la semana. Por eso, siempre va a ser preferible practicar todos los días (o la mayor cantidad posible de días), en lugar de concentrar la práctica en solo un par de días.

A lo largo del día

Así como podemos distribuir el tiempo de práctica a lo largo de la semana, también podemos hacerlo a lo largo del día. Alguien que tiene 1 hora por día para practicar una habilidad, puede hacerlo en una o más sesiones. En general va a resultar más fructífero hacer dos o más sesiones de práctica, en lugar de solo una. Por ejemplo, podemos practicar 30 minutos por la mañana y otros 30 minutos por la noche. Al distribuir la práctica de esta manera lograremos un aprendizaje más efectivo.

Creá un hábito de práctica

Para obtener los mejores resultados en nuestro aprendizaje de piano lo más recomendable es crear un hábito de práctica. No es nada complicado: se trata de elegir un momento del día para practicar y comprometernos a hacerlo cuando llegue el momento. Por ejemplo, podemos elegir como el horario de práctica las 20hs o las 20.30hs. Además de elegir el momento del día en que vamos a practicar resulta útil también definir cuánto tiempo practicaremos. Para empezar, 15 minutos por día son más que suficientes. Una vez ganemos más experiencia y empecemos a tocar piezas más largas, podremos aumentar el tiempo de práctica.

Lo más conveniente para establecer un nuevo hábito es hacerlo todos los días. Para habituarnos, resulta mucho más efectivo decir “voy a practicar piano todos los días a esta hora, durante X tiempo”, que decir “voy a practicar piano dos o tres veces por semana”. En el primer caso no necesitamos pensar si hoy tenemos que practicar o no: todos los días practicamos. Es una meta de práctica clara y precisa. La segunda, en cambio, resulta mucho más vaga e imprecisa.

3) Planificá la práctica

Cuando sabemos qué es lo que vamos a practicar y cómo lo vamos a hacer vamos a obtener muy buenos resultados. De acuerdo a los objetivos que nos hayamos propuesto, veremos cómo ir descomponiéndolos para acercarnos de forma gradual.

Proponete objetivos

Los objetivos son una parte muy importante en el aprendizaje de una habilidad. Son lo que nos guía hacia donde queremos ir. Nos dan dirección y propósito. Le dan sentido a la práctica diaria que hacemos en el instrumento (o fuera de él). Como dice el dicho “Si no sabes hacia dónde vas, cualquier camino te llevará allí”.

Es importante señalar que los objetivos que nos propongamos no tienen por qué ser grandes, gigantes e inalcanzables. De acuerdo al criterio S.M.A.R.T., lo recomendable es que sean:

  • Específicos (qué vamos a practicar, incluyendo detalles)
  • Medibles (qué extensión, incluyendo una forma de medir nuestro progreso)
  • Logrables (algo desafiante, pero no demasiado difícil)
  • Relevantes (alineado a nuestra mayor con el instrumento: por ejemplo, cantar mientras nos acompañamos, o tocar obras clásicas)
  • Con tiempo límite (poner un límite de tiempo para alcanzar la meta)

Descomponé la pieza en partes

Esto tiene que ver con lo que vimos sobre simplificación. En este caso, se trata de dividir de antemano la pieza que vamos a aprender y planificar cómo la aprenderemos. Podemos tomar secciones grandes y luego dividirlas en otras más pequeñas. Luego estimaremos cuánto tiempo invertiremos en cada parte. Si no tenemos experiencia haciendo los primeros intentos puede que no sean muy precisos. ¡Pero no importa! El objetivo no es estimar de forma exacta cuánto tiempo nos va a llevar practicar cada parte, si no estimar aproximadamente ese tiempo.

Hacé revisiones semanales y mensuales

Un aspecto muy importante para evaluar nuestro proceso de aprendizaje es hacer revisiones. Podemos hacerlas de forma semanal y mensual. Lo usual es escribir algunas notas en un cuaderno (o en la computadora) indicando qué fue bien y qué se podría mejorar para una etapa futura. Es una oportunidad para reconocer nuestros logros y, al mismo tiempo, evaluar dónde podemos mejorar.


Practicar piano de forma efectiva no tiene por qué ser algo complicado. Solo se trata de:

  • Simplificar
  • Distribuir
  • Planificar

Una vez empieces a incorporar estos tres hábitos de práctica vas a notar grandes cambios en tu proceso de aprendizaje 🙂